Tania Torrealba Olivares | Memorias de exilio

Tania Torrealba Olivares | Alemania



¿CÓMO FUE TU SALIDA DE CHILE?

Es una nueva y muy buena plataforma hacer conocer nuestras vidas y experiencias los que tuvimos que partir fuera del país, para sobrevivir, vivir nuevos horizontes y costas y sobre todo trabajar nuestras pesadillas.

Soy una hija de un Exiliado político, el cuál militaba aquel entonces en el Partido Socialista. Nací el 14 de Octubre 1972, cuando el equipo médico nacionalmente se echó a huelga contra el Gobierno de Allende. Crecí los primeros meses en Santiago junto a mi hermano mellizo y hasta el Golpe en Coyhaique, ya que mis padres, mucho antes que naciéramos, los habían trasladado al Sur por trabajo.

Yo personalmente no puedo decir que realmente me recuerde de algo del momento del Golpe, pero siento la angustia del momento hasta hoy, hasta hoy me duele y me causan lágrimas y pena. Realicé ahora que tengo ya 41 años, hablando también con otros “niños” del Exilio, que si tengo y tuve por mucho tiempo junto a mi hermano recuerdos del Golpe Militar. Yo tenía pesadillas hasta los 6 á 7 años soñando con ellos, los milicos. Entraron a la casa, tomando preso a mi padre y mi madre. Llorábamos cuando chicos con los truenos y relámpagos, el recuerdo de los balazos y bombazos en las calles de Coyhaique por las noches en las horas de toque de queda.

Llegamos el 18 de Mayo 1974 a Alemania, Hamburgo. Mi padre, después que lo detuvieron, lo enviaron obligado con mi mamá devuelta a Santiago, donde él se tuvo que esconder porque aparecía en Lista y era morir o vivir por nosotros, su familia. El salió de los primeros, estaba refugiado con unos monjes y el embajador de Alemania lo invito a vivir en su país que le brindaba entonces el Exilio y ayuda y vida. Se fue, mi madre se pudo despedir secretamente de él en el aeropuerto de Pudahuel. Medio año después, gracia a la solidaridad de muchos Alemanes, llegamos nosotros a Hamburgo. Que pesadilla ese vuelo de más de 20 horas para mi mamá. Estábamos recién vacunados, mi hermano hervía de fiebre y yo mandándome una tras otra. Teníamos 1 ½ año recién, éramos guaguas. Perdimos en Frankfurt am Main nuestro vuelo a Hamburgo, por llegar tarde a Frankfurt desde Nueva York. Mi padre nos esperaba en el Aeropuerto, diferente y con barba. Una dama, que hoy en día yo la amo como madre y amiga, militante de Amnistia Internacional, dio vuelta el aeropuerto de Hamburgo para que mi padre pudiera irnos a buscar a la loza. Para mí fue lo más grande verlo de nuevo, amo a mi papá y para mí fue mucho tiempo mi pilar y mi educador de la vida.

De la época de Hamburgo en el refugio de Exilado no me recuerdo solo los cuentos de mis padres, solo comienzo recordar más profundo los principios cuando nos fuimos a Bremen, donde mi padre encontró trabajo con el poco alemán que sabía entonces. Recuerdo muy bien que un día cayo al hospital, en ese momento desconocía el por qué, solo que sufría de inmenso dolor estomacal. Que había ocurrido? Otros Chilenos, habían hecho campaña contra él, que era Agente de la DINA o CIA y que no sé qué más. Se altero y claro todo le afecto su salud. Éramos todos enemigos y se sospechaba de uno y del otro.

 

Fuimos al colegio, nos hicimos grande y maduramos, con la Dualidad que nos acompaño toda la vida, con la idea algún día nos fuéramos devuelta a Chile. Un país desconocido, idealizado por todos y lejos lejos, más lejos que la luna.

Que era Chile para nosotros? El país donde nacimos, en Santiago, Alameda y con una familia grande por ambas partes. Un paraíso, un país donde estaban nuestras raíces y nuestras tradiciones de nuestra cultura. Pero que éramos entonces, con 18 años? No éramos ni Chicha, ni Limonada! O como decía mi hermano entonces: Soy ciudadano del Mundo.

Y lo seguimos siendo, hoy no como hijos de un Exiliado político, si no como ciudadanos de este país, integrados y queridos, pero sin perder nuestra identidad chilena.

Quiero y deseo que mucha gente y las nuevas generaciones aprendan de nosotros. No fuimos de Chile por propia voluntad y algunos se fueron quebrados y lleno de terror de Chile. Unos se suicidaron, otros murieron esperando la Democracia y otros pudimos volver a encontrarnos con un Chile muy diferente al que nos contaron. Y hoy mi tarea como madre es, que mi hija conozca la verdad y el dolor que hemos vivido, lo que aún hoy nos persigue. No en alimentar odios y rechazo, si no para aprender de ser mejores .

Muchos allá dirán, porque no se olvidan y hace un paso para delante. Claro, hemos hecho tantos pasos para delante, pero el pasado es nuestro presente y futuro. Si no aprendimos de él, más vale que nos callamos y no digamos ni una cosa más. Pero no voy por ese paso de la ignorancia y menos del olvido. Quiero que nunca más vuelva a ocurrir y mi hija tenga que tener una experiencia similar. Gracias a la historia Alemana y el trabajo de los propios Alemanes en los años setenta, se trabajo y aun se trabaja en la memoria de la 2.Guerra Mundial y sus horrores y consecuencias y debería ser también un ejemplo para Chile y la gente que cree que el Golpe fue justificado.

Alemania nos brindo protección y un horizonte mucho más amplio. Con mi hermano gozamos la mejor educación y logramos como pocos extranjeros de hacer el bachillerato sin que nos discriminen como hijos de inmigrantes. Hoy en día es más fácil para inmigrante lograr otras metas y más altas, pero aun así los discriminan. Pero logramos y luchamos y somos adultos maduros y profesionales y reconocidos en nuestro trabajo.

El Exilio es una dura experiencia. La nuestra fue un vaivén, de buenos y malos momentos. Al principio quién sabía si eran amigos o enemigos? Había luchas internas entre los militantes del MIR, PC, PS y los demás. Mi padre ayudando a otros salir de Chile para que sobrevivieran, buscando ayudas entre los Alemanes. El milito en el PS, pero nunca hizo diferencia entre los militantes, pero el miedo, la ignorancia y envida de los demás lo enfermaron más que una vez, incluyendo la estadía en el hospital. Significante es durante el primer tiempo, las peleas entre los militantes de los diferentes partidos y la falta de creer en el prójimo.

Los hijos, chicos, adolescentes y jóvenes adultos estábamos exento de eso y jugábamos nuestros juegos. Pero si había otros que sufrían con las consecuencias de las vivencias durante las sesiones de tortura de sus padres y se trastornaron y las peleas de los viejos  ahora en el Exilio. Pero y aunque suene ridículo y contradictorio, éramos una familia mixta en un destino común y un exilio común. Festejábamos a comienzo las Navidades juntas, los Año Nuevos y el 18.para estar juntos y no perder nuestras tradiciones. Las madres haciendo empanadas y ensaladas, kuchen y otras cosas ricas para las fiestas. Lo pasábamos bien y llenos de alegría.

Lo que si aun me recuerdo y me llena de felicidad, cuando llegaban las cartas de 20 hojas delgaditas y los paquetes de mi abuelita, la Nona. Los Ambrosolis y las calugas Calaf y por supuesto uno o dos Condoritos. El comic nacional y el más querido con mi hermano. También nos tejía chalecos y cosas lindas. Que feliz éramos entonces con mi hermano.

Antes de la llegada de la Democracia mi padre pudo viajar a Chile, pero porque su madre, mi abuela, se estaba muriendo. Sus familiares hicieron lo posible de protegerlo con sus hermanos, ya que aun gobernaba Pinochet y aun habían secuestros.

Habíamos presenciado muchas misas en Bremen de otros Chilenos que no podían volver y sus seres queridos, madres, padres y familiares morían lejos en Chile, lejos de nosotros.

Pero luego llego la Democracia y mi padre pudo volver y preparar nuestra ida a Chile como familia. El costo de un Exilio fue finalmente después de 18 años también romper el matrimonio de mis padres. Quizás en Chile también se hubieran separado a la larga o mucho antes, pero el Exilio es una consecuencia y muchas veces la causa de las separaciones de los padres aquí. Es un fenómeno que vivimos mucho y pocos lograron mantener la familia junta.

Por una parte está bien, creo que mi padre estuvo muy mal con todo vivido,  una niñez más dura, con esperanzas a más, con un sueño hecho realidad por Salvador Allende y la pesadilla del Golpe Militar y el Exilio. Mi madre, creció y maduro aquí como persona y se pudo integrar bien y mejor que mi padre. Gracias a ella y las exigencias de mi padre de comer comida Chilena somos Amante de la cuisine du Chili. Si a la cazuela, al caldillo de pescado y empanada! Pero también me gustan comidas típicas de Alemania, con preferencia del Norte ya que aquí crecimos.

Con 19 años decidí, después que fuimos por primera vez a Chile, de irme allá a estudiar. No nos fuimos como familia, yo sola y mi madre llego un mes después. Llegué con el montón de Retornados. El ambiente estaba no para realmente retornar. La gente luchaba con las nuevas costumbres de la Democracia, aun con terror que los Militares podrían volverse locos de nuevo y un ambiente de estrés, envidia a los retornados y exiliados. El comienzo no fue bueno y aun me recuerdo muy bien de una tía que se dio el lujo de expresar lo que se sentía en Chile entonces: Llegaron los Exiliados a quitarnos el puesto de trabajo y el plato de comida! Plop, como decía Pepo en los Condoritos.

A caso ya no éramos bienvenidos? No teníamos ya derecho a estar en nuestra patria? No somos Chilenos? Esa época nuevamente me marco, estaba madurando para ser mujer, para tener un título y ser algún día madre y esposa. Que me esperaba? Me enferme de cuerpo y alma. No era nuevamente : NI CHICHA NI LIMONADA! No, que horror, que dolor, que desprecio a nosotros. Logre pasar esta etapa gracias a que mi madre tuviera las pilas bien puestas. Mi mellizo quedo en Alemania estudiando en la Universidad, no se sentía capaz de volver y logarlo sin tener consecuencias. Fui como muchos otros a terapia sicológica, otros no lograron pasar esta etapa de la integración a nuestra patria. El rechazo causo a muchos jóvenes adultos un trastorno como 20 años atrás a sus padres y otros connacionales, eligiendo quitándose las vidas. Aun ese recuerdo me duele profundamente, porque volvimos a pasar el Deja vu del Exilio, pero hoy se llamaba Retorno.

Viendo y recapacitando todo estas vivenciasas, es algo muy común. No solo nosotros los Exiliados lo vivimos, si no también aquellos que deciden buscar un mejor destino en el Extranjero y algún día vuelven. No son ni Chicha ni Limonada y no importa donde sea, porque sucede con los Turcos, con Polacos, Rusos, Africanos. Ya no somos el Chileno, el Turco etc., somos Los Alemanes, Los Ottos y las Fridas.

Después de 5 años volvimos a Alemania, por mi mamá esta vez ya que no encontraba trabajo por su edad y yo aun tenía mucho por aprender y abrir puertas en el mundo, aquí la esperaron y la quieren mucho.

Amo a Chile, y me dolió irme, dejar de nuevo mi Nona sola, mis familiares que amo de todo corazón y mi tierra que me vio nacer. Esta vez no fue el Exilio, fue voluntario para crecer y ampliar mi horizonte como Comerciante. Mi padre decidió entonces volver a Chile y rehacer su vida allá e integrarse. Lo logro. Esta feliz? No lo sé en realidad, se lo deseo de todo corazón, pero está en Chile y me siento feliz que no está solo, formo una nueva familia, un nueva ramita que está creciendo y logrando salir adelante.

Que aprendí de este exilio: Ser ciudadana del Mundo. Aunque aún hay personas que creen que hemos vivido de lo mejor, quiero que sepan que no fue del todo bueno. Aunque tuve de todo y no me falto nada, siento y me pone triste no haber crecido en Chile como mis primos. No tuve mi Nona, mi Abuela, ni mis familiares en mis momentos más lindos al lado mío. No haber jugado con un taro de Nido o con un volantín en Septiembre. Vivir la Chilenidad en las fiestas patrias y ver la cordillera todos los días o usar un Jumper para el colegio. Me orgullece si, que con el tiempo fuimos aceptados y integrados a Chile de nuevo.

Somos como los sobrevivientes del Holocausto, somos quienes refregamos con nuestra existencia a otros que quisieran hacer borrón y cuenta nueva, que si existimos, somos parte de ellos y de sus vidas y es nuestra conexión. Juntos si podremos trabajarlo, pero habrá de tener la voluntad. Sé que con el tiempo podremos unificarnos y estamos en un buen camino. Que si Alemania logro más de 30 años después trabajar el horror de la segunda guerra mundial y ahora está luchando con la unificación de las dos Alemania, como que sería muy ridículo que Chile podrá hacerlo en poco tiempo. Tenemos que tener paciencia y la fe de seguir esta lucha de que Chile sea un Chile y no haya diferencias. Pero es importante que estos testimonios se sepan, un pequeño diario de vida de una Anna Frank chilena.

 

Mi hija ya visito Chile 2 veces, está enamorada de nuestra tierra, en especial de los caballos. Le hablamos en Alemán y Castellano y Chileno. Ella tiene que aprender usar ambos idiomas y más ya está interesada aprender con 5 años inglés. Se fascina viendo la parada militar, será por los caballos? Jura que algún día  ella será la General que irá a pedir al presidente o a la presidenta el permiso de comenzar la Parada Militar. Cuando vamos, nos traemos de todo un poco, esta vez huesillo y chancaca, merkén y dulces bilz y pap.

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