Nirvana Cotal San Martín | Suecia

¿QUÉ LE PRODUCE LA PALABRA CHILE?

La palabra Chile trae consigo mi infancia, las sopaipillas de mi abuelita María, mi añorada cordillera Andina y las noches de insomnio por dictadura. La primera vez que volví a pisar Santiago fue especial. Especial en su belleza, especial en su silencio y especial en su acogida. Las calles parecían respetar mi paso inseguro y dubitativo, perdonando que mis pies ya no supieran reconocerlas, perdonando el que los años de ausencia hubieran ido borrando la memoria de mi andar santiaguino convirtiéndolo en un andar errante y solitario. Mis calles me saludaban y daban la bienvenida dándome el tiempo que se le da a un alma herida cuando se le quiere y regresa tímida pero aún viva. Me habían esperado durante años permitiéndome ahora, paulatinamente irlas reconociendo. Los escenarios de antaño, aquellos que albergan mi infancia, iban llenándose ahora de mi presente, volviéndose a convertir en sitios que evocará mi memoria al recordarlo, como ahora que escribo estas líneas. Mis pies determinaron ese día mi destino. Aquel día lluvioso y melancólico mi corazón escuchó el susurro de mi añorada abuelita María, quien, al escuchar mi andar por mi tierra natal, me hizo llegar hasta ella nuevamente. Mis años de exilio no habían logrado borrar de mi ser el camino hasta el Parque del Recuerdo y fue aquella tarde de junio que pude finalmente dejar en su tumba el clavel rojo que tantas veces le envié en mis pensamientos desde Suecia. En Chile duerme y descansa por siempre mi abuelita querida. Para ella estas palabras.